Y ha llegado el momento de sufrir con una historia rolera
centrada en las peores experiencias que me han tocado tener cómo narrador. Las experiencias que comparto no son las
únicas amargas, pero si aquellas que me han dejado un mal sabor de boca. Me
relaja saber que ahora puedo ver los molestos sucesos con un toque de humor,
tomando en cuenta que existió el momento en donde me generaron malestar y
amargura.
Porque recordando con calma, se me viene a la mente una
situación que no comente en el vídeo y que ya tiene un tiempo algo largo de haberse
suscitado. Resulta que durante el primer año de empezar a jugar usando roll20
me llegue a encontrar con varios grupos de personas muy interesadas en jugar y
que curiosamente mantenían un estilo serio, en donde prevalecía mantenerse en
personaje sobre estar cortando bestias o campesinos por la mitad.
A uno de estos grupos que fui formando, le faltaba un
jugador para una partida que se realizo con la beta de 5a edición y bueno el
resultado fue terrible, el nuevo jugador era un total bromista ingenioso, que
aprovechaba cualquier situación para meterse en problemas y meter al resto del
grupo en situaciones que no deseaban.
El nuevo jugador se metía tan seguido en problemas con otro
de los jugadores, que al final de un combate generado por el poco criterio del
nuevo, uno de los viejos jugadores simplemente despotrico, comenzó a
insultarlo, se disculpo con el resto del grupo y salió de la partida, todo eso
en menos de un minuto y sin dejar espacio para contestación alguna.
Quede muy triste por la experiencia y luego de una partida
más termine por matar al jugador nuevo y perder el hilo de la partida. Al nuevo
no le intereso morir y seguía animado por participar en lo que fuera, aquí
nadie era el "villano", fue una experiencia con la que no había
lidiado cómo narrador, aprendí mucho de la misma y en especial comprendí que
por roll20, todo grupo tiene su tiempo de caducidad.
Los dados siguen rodando...
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